Las sanciones a las que puede enfrentarse una empresa que está obligada a declarar por Internet y no lo hace, es a una infracción tributaria sancionada con una multa que fluctúa entre el 1% al 100% de una Unidad Tributaria Anual (UTA), así como verse expuesta a la eventual revocación de la autorización que le permita seguir emitiendo documentos tributarios electrónicos.